Mis músculos responden
al tironcito de las fibras
que arden a la tensión de los deseos,
y vibran como cuerdas
al armónico de mis vísceras,
que se sacuden y bailan
como la carne que sostiene
mi esqueleto,
que esta vivo y esta muerto,
que se agita como fuego,
y se eriza al contacto con el miedo
de perder el contacto con tu cuerpo,
de perder me
tu amor completo,
el hilo invisible de encontrarnos
comiendo adentro nuestro,
bebiendo
de la fuente que mana el Anima,
la grieta a la que pertenecemos.
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