martes, 7 de diciembre de 2010

Como su abrazo el Sol

Existen seres humanos divinos con las cuales me cruce pero nunca aproveche la verdadera oportunidad de realmente expresar mi sincero sentimiento de adoración y agradecimiento. Redescubrir el mundo, significo en su fluido natural, reencontrarme con ustedes, personajes de mi obra personal. Su desenvolvimiento fue imaginario, llenos de miel, compartieron conmigo el arte de vivir. Fuimos fuego y quemamos como el espíritu sagrado de la leña, la magia que el árbol esconde en su corazón. Nos hicimos juntos mezclados en el mar. Un brillo noctilucar cristaliza nuestros ojos y cuerpo de agua y reveladora espuma.
Aunque hoy estén lejos
Trae a mi tierra su olor, la lluvia.
Calienta mi piel como su abrazo el sol.
No quiero atestiguar en el circo de imágenes de mi mente, aquello que no hicimos, que no germino. Los caminos que no viví, eterno misterio profundo, abonaron la tierra en donde quien escribe hoy nació. Desde aquí te hablo, a todos, pequeños filamentos de mí que crecieron en otros cuerpos, otras pieles y caparazones. Distintas formas y colores, la inverosímil creatividad de la madre tierra, clorofila galáctica, enigma vivo. Desde aquí, busco llamar su corazón, a un espacio de silencio, y que así pueden bailar desnudas mis palabras. Me siento agradecido, por pertenecerles. Somos parte de un entero, si nos acercamos podemos descubrir en los hermanos ojos el secreto, el milagro de cada uno. El que sea. Lo importante es la búsqueda, el experimento de intentar.

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