Golpeaste mi orgullo galopante,
mi montura de rey
y revolcaste mi seguridad de jinete
en el polvo del polvo de los suelos.
Enalteci mi cabeza
por sobre tu corazon,
y de un zarpazo violento
heriste la coraza de mi sueño
irrumpiendo en la eterna noche
con tu Inefable mensaje.
Tomaste de mi por los pelos,
y con tu trueno
heriste la noche de raíces débiles,
Postrándome de rodillas
a tus pies, que son mi cielo..
Desarmado y con verguenza,
me animo a hablarte
en medio del tormento.
Con dolor en mis pasos,
animo a mi Alma a responder por ti..
Que vacío y miserable
aun me tienes respirando.
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