sábado, 12 de junio de 2010

La clase de al lado

Creo que no existe situación en donde uno sea tan, pero tan observador, que en una clase en donde el lenguaje de quienes te acompañan, no es el tuyo. Es dejar una parte de vos, solitaria en la calle, mientras que la otra sube al tren fantasma. Con un poco de suerte me lanzo a escribir buscando algo de aire, extraño respirar y sentirme entero. Con pocas expectativas, sin ilusiones, espero encontrar en mi silencio un abrazo, un consuelo para mi condición. Pero sobre todas las cosas, lo que mas anhelo es que estas horas de mi vida condenadas en la hoguera, no se pierdan por completo. Que pasen, ya que así lo disponen ellos. Pero que la eterna espera traiga consigo una luz, una sombra, por lo menos un pensamiento elevado que me robe una sonrisa y por un segundo me traslade a lo mas alto de la montaña, y a vos, compañera de banco, te traslade conmigo.

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