Selva de mi sombra,
llega tu noche a mi vida
y con manos frías,
el pulso destruido por tu tacto,
comienzo a lavar las grietas que puran sangre,
a curar las heridas de mi mal.
Algo ha manoseado mis huesos,
y una lengua voraz lamido mi piel.
Qué veneno la mato,
no lo sé.
Bebí de ti Abismo y Soledad,
y hoy escribo incoherencias.
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