lunes, 17 de mayo de 2010
Ojeras
Las idas y vueltas, invadiendo cada espacio de tu sepia. La suave naturalidad de tu piel. Aunque abundan en los bosques, cada una es diferente, y de las diferentes, la mas diferente. Me invade el deseo de dibujar tus formas y pintarme con tus colores, contagiando a mi mundo con tu esencia, rociarlo con tu luz. Infinidades de ramales de valor y emoción recorren tu estructura y yo, desvelándome por tu atención, buscando conocer tus raíces, sentirte y que me sientas. Verme reflejado en tus soles. Ay, si supieras! Mi día amanece cuando tu voz florece, mezclándose con la música del viento que sacude tu cuerpo. La eternidad de cada día encadenada a la espera de ver crecer más y más tus pequeños brotes. Tendría que entregarme de cuerpo y alma a todo tu ser, primavera. Tantas miradas entrecruzan tu persona, y la gente que gira vuela nace y muere a tu alrededor sin notar tu presencia. Que un pájaro les acomode el alma a esos descuidados corazones. Aunque en la inmensidad de mi bosque el mundo sigue girando para el resto, el mío se detuvo cuando respiré la vida que liberaste alguna vez una tarde en ese amanecer aquella noche en la que me encontré.
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