lunes, 17 de mayo de 2010

Viajecito en Subte

Como fantasma, llega y se sienta en su silla..
Reprimido hasta por los codos!
Por un momento, la prisión es solo suya.

La cabeza se estaciona en su lugar a la par del cuerpo,
y pronto, sin tiempo que perder (¿Tiempo que perder?)
Van llegando allá arriba las primeras ideas,
las primeras propuestas para distraerse.

A su lado otro fantasma imita su práctica.
Pareciera ser un espejo, casi como el de enfrente.
Este, elige apagarse hasta llegar a destino.

Rueda su cabeza para espiar el otro costado.
Otro fantasma, duro en su asiento,
se presta voluntariamente a tapar el ruido
con más ruido
(El grande se come al chico).
Con demencia, buscando escapar. Apunta, y dispara!
El sonido viola sus oídos, nada quiere saber del mundo.

Inevitable. El frío de los personajes que lo rodea puede más.
Con canibalismo opacan sus muecas festivas, las devoran.
¡Solo esta ahí sentado! y la vida se le escurre a sus espaldas.
Agónicamente, busca algo de ella asomado en su ventana.
Mejor cerrarla, la muerte que respiramos todos los días.
Desesperado. Su última sonrisa esta a punto de cesar…
Ser uno más, el silencio como bandera, la infelicidad en el rostro.
Ya sin remedio, elige abandonarse a terminar la procesión.
Una, dos, tres estaciones… Sobran para arrancarte la vida.

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